martes, 27 de julio de 2010

Historia Ganadora VII Viernes Creativo

"Estaba ayer en la clase de español para extranjeros que tengo dos veces por semana en la escuela de adultos de un pueblo del norte de la isla. Mis 8 - 10 alumnos, que vienen regular y estoicamente a pesar de los 35º a la sombra, se sentaron donde buenamente pudieron, ya que como siempre durante las vacaciones de verano, la escuela está hecha un asco: ya saben...limpieza a fondo, pintura, libros por todos lados, sillas, restos de material escolar, chicles pegados, vómitos secos, lápices de colores... Mis alumnos tienen entre 60 y 75 años y son alemanes. Tan alemanes como el Sauerkraut y las Bratwurst.

Any, de unos 60, viene cada día con una botellita de cerveza, la pone sobre el pupitre y entre verbos y adjetivos se pone la cervecita entre el pecho y la espalda. Peter, de unos 70, alto con coleta hasta la cintura, y nada de pelo en el resto de la cabeza, siempre trae recortes de periódicos para comentar. Y Eva, muy jovencita ella, de unos 65, excelente cocinera pero pésima estudiante, aparece cada tanto con alguna tartita o algún ponche de esos que te suben los colores y los humores.

Anoche, Peter apareció con un artículo desde luego muy interesante, en español, que leímos y pretendíamos comentar para practicar expresiones tales como...Yo pienso que...Yo creo que...y esos verbos castellanos que creo son los responsables de algunas de las arrugas y canas de mis "niños del grupo Castellano II".

El artículo comentaba la construcción de una mezquita en la ciudad alemana de Colonia. Una mezquita que según parece es la más grande de Europa y la más lujosa de este continente y parte de los otros.

Cuando Peter terminó de leer yo veía signos evidentes de desesperación por hablar en "mis niños" Pero claro...cuando están desesperados y encima tienen que hablar en castellano, suelen salir unas especies de gargajos, frases inconexas, expresiones incomprensibles y otras cosas por el estilo. Traté de poner un poco de orden, de pedir que sólo habláramos castellano y de no poner cara de ME ESTOY ESTRESANDO!, mientras ellos hablan todos juntos en algo que se parecía más al suahili que a la lengua de Cervantes.

En una de esas veo a Michael, un aristócrata alemán de unos 70, bajo, muy delgado, con uno de esos apellidos que vienen con castillo incorporado, amante de la buena bebida, por no decir alcohólico incorregible; play boy a la baja porque ahora no creo que se coma una rosca y convencido de ser la última coca-cola del desierto, levantarse de su silla.

Y no sólo se levantó de la silla sino que levantó los brazos, la voz y todo lo que era posible levantar mientras despotricaba contra los moros, las mezquitas, los inmigrantes, etc etc, medio en alemán y medio en castellano. A mí se me empezaron a salir los ojos de las órbitas, Any abrió una segunda botella de cerveza mientras se recostaba cómodamente en la silla, Peter intentaba poner un poco de calma en la situación, mientras Michael despotricaba como un energúmeno y algunos otros intentaban meter alguna frase a veces a favor, otras en contra.

Y Bárbara, de unos 75, una hippie de los ´70 que se quedó estancada en los vaivenes de los tiempos, que luce en su escaso pelo todos los tonos de rubio de la gama Loreal y que me recuerda muchísimo a Endora, la madre de Samantha, de Embrujada...se acuerdan?, también se levantó de su silla encolerizada con la cara roja debajo de las varias capas de pintura y haciendo ruiditos extraños con los abalorios que llevaba colgando sobre sus tetas monumentales y sus brazos.

Y yo diciendo: Chicos, estructuremos bien las frases...Se comienza diciendo: Pienso que...Mi opinión es...y luego pueden usar el condicional...Y a quién carajo le importa el condicional!!! Si estaban en plena discusión y yo era un mueble más en la escuela. Y llegó el momento crucial: La hippie de los ´70 descalza y con abalorios colgando defendiendo la paz mundial, a los emigrantes, a los gitanos y a todos los seres indefensos de la humanidad dijo: -"Parece que lo que los alemanes necesitamos es otro Hitler!"- El aristócrata engreído con sus gafas de €5000, su voz de pito y sus pantalones hasta la rodilla salió disparado hacia la hippie, le puso el dedo índice en la nariz y le dijo: -"Yo soy un aristócrata y a mí nadie me compara con Hitler y yo me encargaré personalmente de destruirte!- (joder! Un Terminator Alemán!).

A ese punto yo ya tenía una mezcla de dolor de estómago, ataque de risa y movía las manos como loca pidiendo paz, cuando de repente la hippie y el aristócrata se empiezan a pegar como dos canguros cabreados. Arañazos, patadas, los abalorios rodando por los suelos, las sillas y las mesas se fueron a tomar por culo. Intentamos separarlos mientras que ellos, como poseídos se daban con todo lo que tenían a mano, arañazos, mordiscones, patadas... Y yo que creía que esas cosas pasaban entre adolescentes! Será una regresión propia de la vejez? Pero que carajo pasa con "mis niños"? No se pueden expresar opiniones sin que se den hostias? Y yo que creía que hablaba con gente civilizada! A la mierda las clases de conversación, de ahora en adelante los voy a freír a verbos! Joder, si se entera el Alcalde que le digo? Que tuvimos un intercambio de opiniones? Si se manchan las paredes de sangre la que les voy a dar hostias hasta dejarlos más tontos de lo que son, voy a ser yo! Mierda, que las paredes están recién pintadas!

Esas eran mis cavilaciones cuando intentando separarlos me dieron una hostia en la cabeza, al lado del oído que todavía me retumba en el cerebro! Yo terminé descorazonada, desconcertada y desazonada, sentada en el suelo con la cabeza entre las manos, mientras Paul, el de la coleta, seguía poniendo paz, Any terminaba su tercera cervecita de la tarde y los otros revoloteaban como gallinas tras la entrada del zorro al gallinero.

Y ni les cuento la cara del profe de yoga que estaba dando clases en el patio de la escuela como cada jueves con tres o cuatro alumnas de esas que mean té verde y tienen eterna expresión de Ommmmmmm en sus rostros! Impagable! Lástima no haberla grabado porque sería un éxito en YouTube.

El aristócrata peleón se fue más cabreado que un mono, lleno de arañazos, con los pelos revueltos y las gafas caras medio desmontadas, insistiendo en que se encargaría de destruir, aniquilar, exterminar a la hippie que tenía un aspecto patético tirada en el suelo, llorando y con un ataque de nervios repitiendo que ella sólo quiere PAZ para el mundo.

Di la clase por terminada, recordándoles que tienen deberes para el próximo martes y que en la puta vida se me volverá a ocurrir dejarles hablar y que de ahora en adelante se van a enterar de lo que son los jodidos verbos en castellano, el subjuntivo y hasta las subordinadas...

A las once de la noche todavía tenía las pulsaciones a 900 por hora y de vez en cuando me daban ataques incontrolados de risa. No sé si es la menopausia o el incidente vivido, pero por las dudas cogí el teléfono y le mandé un mensaje de texto a la hippie desgreñada y al aristócrata en bermudas diciendo que de ahora en adelante en vez de clases de castellano, vayan a clases de karate porque les falta depurar un poquiito la técnica.

Todavía me retumba el cerebro, pero me estoy descojonando de la risa!"

Ana Castellán

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