Nuestra historia comienza un día no muy lejano, una noche, después de trabajar. Cerca de la medianoche a mi mujer, que estaba embarazada, le coge un antojo de comer empanadas. Así que tuve que ir a buscar empanadas... y en esos días era muy difícil encontrar las típicas empanadas argentinas. De hecho, siempre me decía “¡que ganas de comer empanadas de aquel lugar del Mar del Plata, de Argentina!. Esas son las mejores”. Así surgió la idea de poner una casa de empanadas en Mallorca, ya que aquí no había, y así podíamos dar a conocer lo nuestro. Empanadas hechas con amor, ilusión y tradición. Y pensar que todo surgió por el dichoso antojo... Pero no sólo es comer, es conseguir cumplir un sueño: “Doña Greta”.
Santi y Lupe, propietarios de Doña Greta
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